Bacardí dejó de ser una marca de señor, para ser de millennials

Desde que anunció que compraría al fabricante de tequila premium Patrón Spirits International AG en un acuerdo por 5,100 millones de dólares en 2018, Bacardí se convirtió en la segunda empresa productora de bebidas alcohólicas a nivel mundial, y México es uno de sus mercados más importantes de entre más de 160 países.

Pero a pesar de esta participación, siempre ha tenido sed de más (mercado).

¿Cómo puede una marca centenaria hablarle a una generación aproximadamente 122 años menor?

De acuerdo con la directora de Marketing para Bacardí en México, Melissa Uribe, los millennials son el punto de inflexión para hablarle a las generaciones entrantes debido a que marcan un hito en los modos de relacionarse e interactuar con las marcas, lo que los ha convertido en un centro de influencia inspiracional para los “nuevos” jóvenes.

“Viven el ‘ahora’ y son más idealistas que generaciones anteriores, los motiva la vida, los sueños, sus aspiraciones personales”, comenta la directora y señala que si una empresa desea obtener su lealtad, debe motivarlos con confianza, procurar el cuidado personal y reforzar las acciones que la marca hace en pro de la sustentabilidad del planeta.

También enfatiza que ya no hay cabida para las ‘omisiones’ en la manera en la que brindan información sobre sus productos y/o servicios debido a que estos ‘adultos jóvenes’ buscan la transparencia total, y no les gusta que les mientan.

“Mentirle a un millennial es perderlo para siempre”, afirma la directora.

Cuando la compañía de origen cubano da cuenta que esta generación supone un mercado de aproximadamente 30 millones de personas en México y que sus decisiones y hábitos de consumo empezaron a cambiar radicalmente la manera en la que muchos sectores y empresas funcionaban, Bacardí tomó cartas en el asunto.

Al igual que varias empresas, estudió las tendencias del cuidado del medio ambiente y de la salud, algunas de las banderas propias de la barca en la que esta generación navega, y como publicaciones como la revista Time con su polémica portada The Me Me Me Generation describía a este grupo de “ombliguistas empedernidos” y con la misión de salvar el planeta estaba interactuando con las marcas.

En el caso particular de las bebidas alcohólicas, Bacardí notó que esta generación se centra mucho más en la experiencia y que su asociación con el alcohol se base en términos sociales, mientras que los baby boomers se enfocan en el estatus social.

Así que se dio a la tarea de replantear esfuerzos, la inversión se redirigió en 70% a millennials, y el 30% a los consumidores fieles anteriores.

Fuente: forbes.com.mx